Cargo una tristeza en mi corazón
que no tiene fronteras,
que desconoce culturas
y mis deseos funerales.
Es una tristeza pura,
de arrugadas lagrimas,
con nombre propio,
sin descanso,
y dolorosa a cada gota.
Es una tristeza
que corresponde a mi salud
sin hospitales,
y a las intrigas nocturnas
de quienes se creen transparentes.
Es una tristeza maldita,
añejada por los años,
de raíces gigantes,
desperdigadas por el viento.
2008 ©Sergio Alejandro Plasencia
Thursday, November 6, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)

No comments:
Post a Comment