Thursday, August 7, 2008

DEL LLANTO DE MI HIJA Y DE LOS MALES DEL MUNDO

Para gente grande

Mi hijita recién nacida,
cuando llora,
se calma entre mis brazos.

Si le hablo, sin tocarla, no me entiende;
sigue llorando y llora,
y la cargo, y le hablo, y llora,
y llora que llora, y llora mientras le hablo:

Yo poeta inútil, igual que tantos otros,
nos importan las palabras que no sirven para nada.

Regalamos nuestros libros porque pocos los compran,
y lloran nuestros hijos porque no nos callamos.

Ahora entiendo el mercado del libro
y el porque de la subsistencia del poeta…

Si en vez de escribir y hablar tantas cosas inútiles
aprendiéramos de los recién nacidos el valor de un abrazo,
de un contacto incapaz de la sombra,
y de un silencio que se nutra de un llanto,
tal vez nuestro mundo,
sería un mundo sin bombas.

2008 ©Sergio Alejandro Plasencia

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